Quería complacerla, aunque cayera una y otra vez en su veneno de serpiente, en su belleza, en sus besos, en sus juegos sexuales, en donde sucumbía a sus deseos entregàndole mi vida misma. Ella siempre fue tenaz, y nunca obtuvo un NO por respuesta, se me ofrecìa todo el tiempo, envuelta para regalo, ahi, en su frescura, en
su belleza, se entregaba a mi como una irresistible tentación.
Algo dentro de mì me indicaba que había un solo camino: sus piernas. Me envolvía en su locura, me seducía y yo me dejaba seducir, me dejaba envolver. Bellísima y pequeña, su piel me rescataba del mundo irreal que me creaba. No podia pensar en ella como la autora de mis desgracias, sinó mas bien como mi víctima, y la culpa que siempre fue lo que mas me unió a su cuerpo, me fue taladrando el cerebro al punto de
querer morir
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